Broadcom, el gigante de los chips, ha dado a conocer sus ambiciosos planes para establecer una fábrica de procesamiento de obleas en España, que podría generar 500 puestos de trabajo e inyectar la asombrosa cifra de 1.000 millones de dólares (920 millones de euros) de inversión en la industria de semiconductores y microelectrónica del país. Según fuentes de la industria española de semiconductores, la multinacional tiene la intención de construir una instalación a gran escala para sustratos back-end, que sería la única de este tipo en Europa. Se prevé que el proyecto se desarrolle en dos fases: la primera consistirá en la construcción de las instalaciones y la introducción de las primeras líneas de equipos, a la que seguirán otras líneas de equipos adicionales.
La empresa prevé iniciar la producción dentro de tres años. Aunque no se ha revelado la ubicación concreta de la fábrica, fuentes internas sugieren que el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) se ha puesto en contacto con varias comunidades autónomas españolas para expresar su interés en albergar la instalación. Las comunidades también están preparando propuestas relacionadas con la disponibilidad de suelo y los gastos de energía y agua, dada la naturaleza energéticamente intensiva de este tipo de instalaciones.
Aunque aún no se ha determinado la cuantía de la ayuda estatal que recibirá Broadcom, la inversión se enmarca en el programa Perte chip, una iniciativa impulsada por el Gobierno para mejorar la posición de España en la industria estratégica del chip, que movilizará 12.250 millones de euros hasta 2027.
Al parecer, Broadcom ha solicitado al Gobierno una subvención para gastos de capital (capex), cuyo importe probablemente se ajuste a las cifras habituales para este tipo de proyectos, que suelen rondar el 50%. Sin embargo, la aprobación de la Comisión Europea es obligatoria para cualquier aportación financiera a la empresa estadounidense, de acuerdo con los principios establecidos en la Ley Europea de Chips y otras normativas sobre ayudas estatales.
La Vicepresidenta Nadia Calviño calificó el acuerdo de “excelente noticia” y destacó su importancia estratégica para el país. Destacó cómo la fábrica sitúa a España entre las naciones europeas que tendrán capacidad para producir semiconductores y microprocesadores, elementos cruciales para diversas industrias. Se cree que la inversión representa un potencial de prosperidad, creación de empleo y avance científico para España. Calviño expresó su esperanza de que se produzcan más buenas noticias en los próximos días, ya que España aspira a asegurarse una posición en el mapa europeo de la fabricación de chips.
El anuncio se produce tras meses de negociaciones entre el Presidente de Broadcom, Charlie Kawwas, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el Comisario de Perte Chip, Jaime Martorell. Este último elogió la confianza de Broadcom en las fortalezas estratégicas de España dentro del sector y anticipó que la decisión reforzaría el ecosistema de microchips en el país. Martorell afirmó que los esfuerzos del Gobierno para situar a España a la vanguardia de la industria estaban ganando tracción, evidente en la realización de varias inversiones, incluidas las de Cisco e Intel.
La inversión de Broadcom también ha sido bien recibida por la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (Aesemi), que ha manifestado que significa el atractivo del país como ecosistema global de semiconductores y microelectrónica. Prevén que el anuncio sea el primero de muchas inversiones internacionales de éxito en España.
En particular, la fábrica prevista por Broadcom no será una planta de fabricación de semiconductores como TSMC o Samsung. En su lugar, se especializará en el ensamblaje y las pruebas de back-end. En esta fase de la fabricación de chips, éstos se encapsulan y se comprueba su fiabilidad y conectividad con otros componentes del circuito. La fábrica finaliza la producción del producto final en la cadena de suministro de semiconductores.
Se espera que la decisión estratégica de Broadcom de invertir en España refuerce la posición de Europa en el segmento de ensamblaje y pruebas, en el que actualmente se encuentra por detrás de China y Taiwán. Al contribuir significativamente a la autonomía estratégica de Europa en el sector de los semiconductores, la inversión promete revolucionar el futuro de la industria europea de semiconductores.