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Semiconductores: ¿quién controla la industria?

Semiconductores: ¿quién controla la industria?

La tecnología se ha convertido en uno de los campos más importantes de la geopolítica mundial en los últimos años, y la fabricación de semiconductores es uno de los puntos más calientes en la batalla tecnológica que mantienen Estados Unidos y China. En este contexto, Taiwán, un pequeño estado insular en el este de Asia, se ha convertido en un centro clave para la producción de estos dispositivos, gracias a empresas como TSMC, fundada por Morris Chang en 1987.

TSMC es actualmente el líder global en la fabricación de semiconductores, con una cuota de mercado del 56%. Esta empresa, junto con otras compañías taiwanesas como UMC, PSMC y VIS, representan más del 90% de la fabricación de microchips en el mundo. La única otra empresa que puede presumir de tener una cuota de mercado significativa fuera de Taiwán es Samsung, con una participación del 16%. Las empresas chinas aún no han logrado competir con las empresas taiwanesas y surcoreanas en este mercado.

La fabricación de semiconductores es un proceso complejo y costoso, que requiere grandes inversiones en investigación y desarrollo, así como en maquinaria y tecnología de última generación. La mayoría de las empresas que fabrican dispositivos electrónicos no tienen la capacidad ni los recursos para producir sus propios semiconductores, por lo que contratan a empresas especializadas en la fabricación de microchips, como TSMC, para hacerlo por ellas.

TSMC y otras empresas de fabricación de semiconductores, conocidas como fundiciones, son responsables de producir circuitos integrados para otras compañías, que suelen controlar la propiedad intelectual y la comercialización final de los microchips. Esto les permite a estas empresas subcontratar la fabricación de los semiconductores y centrarse en el diseño y la comercialización de sus productos, ahorrando enormes costos que implicaría levantar una planta de fabricación propia.

Esta compleja cadena de suministro ha sido objeto de muchas críticas en los últimos años, especialmente debido a los procesos de deslocalización que han alejado los centros productivos de Europa y Norteamérica. Sin embargo, sigue siendo un negocio enormemente lucrativo: en 2021, el sector de las fundiciones generó unos ingresos por valor de casi 110.000 millones de dólares, mientras que la industria de los semiconductores en su conjunto se situó en los 556.000 millones.

La importancia de la fabricación de semiconductores no solo radica en el hecho de que estos dispositivos son esenciales para la fabricación de ordenadores, teléfonos, coches y aviones, sino que también tienen un papel cada vez más importante en la geopolítica mundial. La disputa comercial entre Estados Unidos y China ha llevado a un aumento de las restricciones y sanciones comerciales que afectan a las empresas de tecnología en ambos países, lo que ha puesto de manifiesto la importancia de contar con una fuente confiable de suministro de semiconductores. En este contexto, Taiwán y sus empresas de fabricación de semiconductores se han convertido en un punto estratégico para la industria tecnológica a nivel mundial.

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